sábado, 16 de abril de 2011

¿Todos con Ivan Pastor?

Supongamos que Iván Pastor y sus padres, con el bolsillo vacío, entran en el Children's Hospital de Boston. Allí unos médicos desarrollan un tratamiento que puede curar su cruelísima enfermedad. Los padres solicitan consulta para el chaval. Es un hospital privado y le piden dinero para poder ocuparse de su hijo. Los gastos totales son unos 200.000 euros. No los tienen. Ni esa cantidad ni ninguna que se le aproxime. Les dirían (con otras palabras): "Señores, lo sentimos, como no pueden pagar no vamos a atender a su hijo. Lo volvemos a sentir pero muy posiblemente su hijo se muera. Si reúnen la pasta entonces su hijo será tratado".

He consultado el artículo del nuestro código penal referente a la omisión de socorro. Dice algo así:

"Incurre en un delito de omisión del deber de socorro la persona que no ayuda a otra que se encuentra desamparada y en peligro manifiesto y grave, cuando pudiera hacerlo sin ningún riesgo ni para sí mismo ni para terceros.La infracción se castiga con la pena de multa de 3 a 12 meses."

Me pregunto: ¿No incurren en omisión del deber de socorro los médicos del Children's Hospital de Boston? ¿No tendríamos que denunciarlos?

Si ocurre un accidente con heridos y pasa por allí cerca un médico y se le pide ayuda, ¿Qué le pasaría manifiesta que no piensa ayudar si no se le paga? Sería denunciado, ¿No? Parece de pura lógica que sea así. Entonces qué pasa con los médicos de Boston.

Eso que he narrado supongo que pasa día si y día también sin que lo sepamos.

A mí me parece una barbaridad impropia del siglo XXI que Iván no se cure porque unos tipos tienen el secreto de su curación que sólo muestran si se les paga. Pero no sólo es eso. A todos ya no nos parece mal que suceda. Lo admitimos. No lo comentamos. Organizamos tómbolas, actuaciones, rifas, partidos de fútbol, rezos para que los familiares de Iván reúnan el dinero y puedan depositarlo en la cuenta del hospital de Boston para que se cure su hijo. Y ya está. Ni una palabra en contra de la injusticia que supone el que el saber médico esté cotizado y no sea universal. No lo entiendo. Porque podemos hacer cosas para reunir el dinero pero si no lo acompañamos de alguna denuncia de la situación da la impresión de nos parece bien (o lógico) que los médicos puedan negociar con la vida de la gente? Pues....

¿Todos con Iván? No. No todos están con Iván. La gente de Boston no está con Iván. Quien esté de acuerdo con todo esto, no está con Iván aunque dé dinero y se lamente.

No es lo mismo vender coches o pisos o ventiladores o cocacolas por dinero que tratar enfermedades y salvar vidas.

jueves, 20 de enero de 2011

Dover 20-01-2011

Concierto de Dover
Dia: 20-01-2011
Hora: 23.30
Lugar: Plaza Juan Carlos I. Fiestas de Sant Sebastiá
Precio: Gratis (claro)
Audiencia: La plaza llena


Todo el mundo sabe que en 2006 Dover dieron un giro radical a su música. Dejaron de ser un grupo de rock furioso, inclasificable y adictivo y se transmutaron en una banda de pop-dance con bateria cañera y se acabó la tralla. Y se notó desde el mismo momento en que pisaron el escenario. Para empezar, ahora, además de batería, tienen percusionista: ¿Congas y congos en Dover? Pues sí. Las chicas visten muy finas. Cristina Llanos ya no es esa veinteañera rechoncha que cantaba y escupía con rabia, ahora está delgadísima, da la impresión de que ha crecido en estatura. Su hermana Amparo se está pareciendo más y más a una madre, no ya de Cristina sino de todo el grupo. Ambas son ahora muy simpáticas y agradables. Amparo Rubia y Cristina morena.

En toda esta crónica estará presente el fantasma del tan brutal cambio, no voy a poder evitarlo. Yo, y creo que muchos de los que estábamos allí, cuando tocaban temas del "I ka kene", su último disco, nos preguntamos: ¿qué esto? ¿en esto se ha convertido Dover? ¿coros de maquinitas y Cristina bailando dando pasitos cortos?

Alguien del público gritó varias veces ¡Rocanrol! No, chaval, pensé, da igual si gritas ¡rocanrol!, se acabó el rock, ahora tenemos un grupo distinto del que se fundó en 1992 y arrasó (aunque cantara en inglés) entre la gente que movía el culo y daba patadas al aire. Pop con distorsión. Rock contundente y sin piedad. Voz autodestructiva. Chicas al frente de la banda.

Sus temas nuevos parecen a veces canciones d merendola en casa, si hace frio, o en el campo, si acompaña el tiempo. ¿Son malos? No creo. Pero son demasiado agradables para ser de Dover. La sección rítmica sigue en su sitio. El batería se llama Jesús, Jesús Antúnez y está muy cachas y sigue aporreando los tambores con la seguridad de antes. Samuel Titos, el bajista, le gustó a la gente. Casi no se mueve, toca con las piernas abiertas, la cabeza agachada y su pelambrera rubia grunge por delante la cara. Toca y bebe cerveza. Acabó con varias latas. Se puede decir que estos dos tipos son el recuerdo de lo que Dover fue. Como diciendo: "Eh, que somos medio grunge todavía". El problema es que las canciones y las chicas, en este grupo, mandan y venga sonido disco y hasta canciones africanas.. Es curioso porque ambos, Jesús y Samuel son ex-novios de Amparo y Cristina respectivamente.

Si, tocaron temas antiguos: "King George", "Serenade", "Devil Came to me". Eso sí, convenientemente edulcorados."Dannaya", de su último disco, es francamente buena. Una canción de pista de baile, sí, pero con un gancho y un ritmo que nos mueve aunque no queramos. El problema es que suena con demasiado sonido pregrabado; hasta los coros (algo así como EhEh!) son postizos, ¿no los podían haber hecho ellos? , la guitarra ni se oye. En todo el concierto, no solo en esta canción, dió la impresión de que alguien, hace cuatro años les hubiera dicho: chicos, por favor, no chilleis tanto ¿No podéis tocar más bajito? Y obedecieron. "Devil came to me", por ejemplo, suena a carne de pinchadiscos de discoteca. Lo peor es que los pinchadiscos posiblemente no se han enterado de que Dover es de los suyos o sí (no sé que es peor).

Tocan bajito. Cuando Amparo, encantada presentaba las canciones, entre que ella tiene una voz dulce y el volumen de su micro estaba muy suave apenas se le oía. Cristina está casi siempre de lado, es decir, se sitúa en linea diagonal con respecto al público, muy pocas veces de frente. Iba toda de negro, excepto una chaquetilla corta que se quitó a las pocas canciones. Jerseycito de cuello cisne y pantalones ajustados, bien peinada, con cola de caballo y tacones altísimos. Amparo con un estilo muy anti-rock parecía una mamma. Botas invernales, leggins de lana y un gorro soviético de pelo que no se quitó en ningún momento; parecía una moscovita moderna. Amparo tiene 45 años, le lleva 10 a Cristina y el pasado jueves se notó mucho la diferencia de edad, eso es algo que antes tampoco pasaba.

Al final se despiden todos juntos en el centro del escenario dándose besos y abrazos entre ellos, haciendose bromas; , eso está bien, sí.

En fin: ¡Rocanrol! como gritó aquel chaval al principio. ¿Cómo? ¡Rocanrol!