sábado, 30 de octubre de 2010

Vinila Von Bismark and The Lucky Dados



Lugar: Cultura Club

Fecha: 22-10-2010

Hora: 23.00 (En teoría, a esa hora, en la sala sólo había cuatro gatos)

Aforo: Lleno sin agobios

Vinila von Bismark dice que hace Cabaret y Burlesque mezclado con Rockabilly. Eso dice. Porque de Burlesque y de Cabaret sólo pudimos ver sus poses, su vestuario y sus "Ladies and Gentelman bla, bla, bla..". Desde el primer momento el concierto el concierto estuvo dominado por una tralla sin piedad. Rock'n Roll intenso, golfo y descarado. Estos Lucky Dados pertenecen a la marea de grupos que, sí hacen Rockabilly clásico, sí, pero contundente y risa va risa viene.

Sale al escenario el grupo, calienta un poco y... "Ladies and Gentelman con ustedes Vinila von Bismark". Y la reina sale a escena, Rubia de bote, media melena, los jirones del flequillo hasta media cara, labios rojos, rojos, vestuario a base de una casaca de ejército prusiano, tejanos arremangados y zapatos de seda roja tacón de aguja. Es una chica muy joven (24 años), quizás demasiado joven para el papel que interpreta. Al final de la primera canción se quita a casaca y aparece una camisa corta de pin-up roja con lunaritos blancos. Se mueve como una serpiente. Hace caras de mala. Abre la boca. Las cámaras de la gente se vuelven locas.

Canta muy bien y las melodías y Rockabilly empastan. Lucky Dados son tres. Bajo acústico, de esos enormes y clásicos, a cargo de Carlos López, un tipo con los costados de la cabeza rapados y gafas que sonríe siempre y no para; un entusiata del rock que hace tiempo pude ver acompañando a Carlos Segarra y ya iba igual de loco. Pedro Herrero, guitarra y voz. No toca la clásica semiacústica sino una electrica negra con algún esparadrapo que hace aullar con los mejores tonos; a veces casi de psicobilly. Pedro lleva un tupé mal peinado y americana negra que al cabo de unas canciones se quita porque hay que ver como suda. A la batería está un tipo muy poco rocabilero, nada de tupé, un rocker de los más standard pero que aporrea los tambores como un salvaje; salvaje y académico. Se llama Carlos Mirat.

Bueno y por supuesto Vinila, esa granadina que nos embauca a todos con su personaje de reina de ua suerte de vodevil moderno. Una de esas chicas que se hacen las malas o que lo son. Tiene una seguridad pasmosa y sabe que, a pesar de que no es muy alta, tiene un tipazo. Canta unas canciones con unas melodías muy atractivas que rebotan y se retuercen dentro de los quitarrazos y la potencia proporcionada por sus compinches. Es un rock magnético servido por la que podría ser la mejor de nuestras chicas favoritas.

Vinila a mitad del concierto se va a cambiarse de ropa y los Lucky Dados hacen una versión de "Tainted Love" la mítico tema de los míticos Soft Cell de Mark Almond. El pop electrónico de los ochenta y el rockabilly del siglo XXI se dan la mano. Y yo aquí fui feliz. Feliz porque he vivido ambas épocas y tanto el tema original como esta versión brutal me ponen en un sueño. A mí y a muchos de los que estaban allí, seguro.

Y aparece Vinila con un vestido largo negro con los bajos de volantes densos y un velo en la cabeza. Un modelo de cupletista que al final de la canción cae y aparece lo que llevaba debajo. Un corsé años veinte tremendo y una medias negras sujetadas con portaligas. El vestuario es cabaret, en efecto. Es Burlesque o lo que sea. Ahora está más guapa y más provocadora si cabe. Y además el velo sobre el cabello le da misterio y elegancia. Los brazos y el pecho llenos de tatuajes. Y sigue el rock. Y siguen los Lucky Dados sudando y los tambores de la batería dale que te pego.

Y acaban. Me ha parecido cortísimo. La gente pide otra sin convicción. Hay mucho rockero maduro. En eso sale Carlos López, el contrabajsta y nos provoca: "¡Qué pasa que no sabéis pedir otra!", chilla con los brazos abiertos. Por suspuesto salen otra vez. Vinila se dirije a su guitarra: "Pedro yo tengo una pregunta.... Where's my sugar" que es el título de su single y que nos hace cantar con ella. Tremendo.

Se van. Y la gente grita pero poco. O eso le parece a Carlos, que vuelve a salir a reñirnos mientras se rie.

Otra vuelta al escenario y ¿Con que tema se despiden? Pues con "Johnny B. Good". La locura.

Nos quedamos con ganas de más e insistimos pero los chicos y su diosa no volvieron a aparecer. Examiné un poco a la peña que había ido al concierto. Edad media, rock'nrollistas clásicos, casi ningún tupé, gente amable con ganas de bailar.

Termine un poco ronco y bastante sordo.



sábado, 16 de octubre de 2010

De mayor quiero ser Mick Jagger

Si, vale, ya sé que Mick Jagger cuando era jovencito y alguien le decía el morritos, era un bocazas y desparramaba allá donde iba y que hoy es un tipo educado que hace deporte y vida sana y es un caballero que da consejos y saluda con pulidas maneras a la reina de Inglaterra o a Clinton. Sí, todo eso es verdad. Y también lo es que Keith Richards se metía en el cuerpo lo que no esta escrito y ahora, aunque sigue estando igual de loco pero sus desmadres no salen de los límites de su cabeza. De acuerdo. Pero, ¿alguien ha escuchado a los Rolling Stones hace poco? Yo sí. Acabo de ver "Shine lights" de Martin Scorsese.


Es la película de un concierto de los Stones en New York. Lo tíos suenan mejor que nunca. Y Mick tiene el tipo de un adolescente y se mueve como un adolescente. Qué digo, más electrico que un niñato. Delgado, fibroso, incansable. Keith Richards no salta, es verdad, pero se agacha para acabar sus riffs de guitarra, se hace el satiro, lleva pintada la linea del borde de los ojos y un pañuelo horrible en la cabeza.. Y qué decir de Charlie Watts, que ha superado un cáncer de garganta y sigue tan elegante con su traje tocando la batería.


Mick Jagger tiene 67 años, Keith Richards los cumplirá en breve, Charlie Watts tiene 69 y Ronnie Wood 63.

No los veo en el hogar de mayores jugando al tute ni entreteniéndose con la petanca i sentados al sol esperando no saben a quien mientras critican al gobierno o hablan de su juventud.


Las frases de los adultos hablando de los viejos me sacan de quicio. Uno es de viejo lo que es de joven. Igual de marchoso, o igual de gilipollas. Y no va haber sorpresas cuando seamos mayores salvo las derivadas de las enfermedades inesperadas. Moriremos tal como hemos vivido.


No pienso esperar a la muerte jugando a cartas con otros perdedores en el local de los viejos. Prefiero largarme de aquí solo y, si puede ser con un libro en la mano, o tocando el piano, o cantando o sentado frente al ordenador o.....


O sea, de mayor quiero ser Mick Jagger, no un venerable abuelete.