Llegamos al aeropuerto de Berlín-Tegel. Es cutre para ser
de una ciudad europea. Berlín tiene 2 aeropuertos: Shoendel y Tegel. Tegel es
un sube y baja escaleras continuo. Shoendel, no lo sé. Cerrarán ambos cuando
inauguren el nuevo que tiene casi listo: el Brandenburg. Por lo visto tiene
problemas de última hora; no sé qué problemas.
Autobús TXL hasta Alexanderplatz y metro hasta la
estación Stadtmitte para llegar al hotel. Elegimos el hotel Kubrat por su
proximidad al centro. Y está cerca, sí. Cerca en el mapa. Porque rápidamente
comprobaremos que Berlín es grande, tiene avenidas muy largas y lo que en el
mapa parece pequeño, en la realidad acaba siendo interminable.
El hotel Kubrat está muy bien. Viejo. Por fuera parece
sospechoso. Pero no. La habitación tiene moqueta, mini-nevera, vistas a la
Leipziguersatrasse, un pequeño vestidor con armario y un baño en el que se
podría bailar. Antiguo, eso sí, los grifos no son monomandos y la almohada…
La recepcionista es una rubia atlética que va a trabajar en bicicleta, al igual que muchos berlineses como también comprobaremos más tarde.
¿Por dónde empezamos? Hay que comer, es la una del
mediodía. Tenemos la Postadamerplatz cerca. Allá vamos. Ahí está la Sony
Gallery, una plaza formada por enormes edificios modernos, metálicos y
acristalados y con una cúpula que luce muy bien, de noche será mejor. Hacemos
lo que todos los turistas: leer las cartas de los distintos restaurantes y
sentarnos en uno de ellos, el Alex. Los camareros y camareras son jóvenes y
delgados. Visten de negro y llevan su máquina de pedidos en un costado, dónde
los pistoleros cargan las pistolas. Eficientes, fríos y amables. Hablamos en
inglés y nos comemos unas pizzas que no son pizzas pero lo parecen, son finas y
baratas.
Estamos cansados por el madrugón y nos vamos al hotel caminando por Leipziguerstarsse, la calle del hotel que en nuestras condiciones se hace interminable. En Postdamerplatz se hace la Berlinale, el festival de cine de Berlin. Casi todos los edificios son altos y estrechos y el muro está presente con algunos trozos. Hablaremos del muro…
Estamos cansados por el madrugón y nos vamos al hotel caminando por Leipziguerstarsse, la calle del hotel que en nuestras condiciones se hace interminable. En Postdamerplatz se hace la Berlinale, el festival de cine de Berlin. Casi todos los edificios son altos y estrechos y el muro está presente con algunos trozos. Hablaremos del muro…
Acabamos comiendo en Asia Gourmet, en Alex. El nombre lo dice todo. Es un autoservicio de chinos o tailandeses o ambos mezclados que está en los sótanos de la plaza pero que encontraremos en muchos sitios. Comemos ensaladas con el típico sabor a salsa de soja ricas y baratísimas, unos 4 o 5 euros por plato.
Y al hotel. El cuerpo ya pide tregua.
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