Hoy toca un tour a pie por los barrios alternativos de
Berlín. Vamos a Alexanderplatz. Llegamos a la parada de Cultour Berlín, los
organizadores de la excursión. Resulta que es por la tarde. “¡¿Qué?!” Pues, sí, miramos el folleto y, en efecto, el
tour por los barrios es por la tarde, a las 16 horas. ¿En qué estaríamos
pensando?
Nada. Cambio de planes. Lo que teníamos que hacer por la
mañana lo haremos por la tarde y viceversa. Lo primero que hacemos es entrar en
una tienda de souvenirs de Alex. Las camisetas de Berlín no están mal. Al final
compramos una camiseta para Juanma con el muñeco Ampelmann, el muñeco de los
semáforos de Berlín. Ese muñeco es otro de los emblemas de Berlín. ¿Por qué? El
muñeco que aparece en la luz verde es un hombrecito simpático con sombrero que
camina. El de la luz roja es el hombrecito de frente y con los brazos en cruz. Se ha hecho muy famoso y hay tiendas que
venden en exclusiva objetos con el Ampelmann: gomas de borrar con la silueta, trapos
de cocina con el hombrecillo bordado, camisetas con el hombre verde delante y
el rojo detrás, de todo.
Y nos vamos a las lagunas del Tiergarten. Vamos en
autobús y metro. Menuda paz, menudo lujo. Verde, arboles, agua, limpieza,
silencio. Este parque le da importancia y fundamento a la ciudad. Una ciudad
con tanto verde, con parques como este demuestra estar hecha para sus vecinos.
Ser realmente urbana.
Volvemos a Alex. Comemos en Asia Gourmet otra vez. Yo me
comí el plato número 7. Del número del plato de Loli, no me acuerdo. Con la
boca excitada por la salsa de soja nos vamos tomar un helado. Después a
descansar y hacer tiempo a un bar con sofás de mimbre colgantes como columpios.
Me tomo una infusión deliciosa. Loli y yo hablamos de la cantidad de camareros
que hay y la calma con la que trabajan Y si contratan a más gente, los sueldos
son más altos, todos pagan más impuestos… ¿qué pasa? ¿En dónde está la pasta en
España?
Nos vamos de tour a recorrer los barrios más mestizos,
menos turísticos. La guía es una madrileña delgadita muy documentada, simpática
y clara en sus explicaciones. Se llama Lua, como la hija de Miguel Ríos.
Cogemos el metro y vamos Kreuzberg el distrito más multicultural de Berlín. Lua
explica. Kreuzberg es un barrio básicamente turco. Habitado por los turcos que
vinieron a reconstruir la ciudad en los años 60. También vinieron españoles que
se establecieron en otro barrio . Por lo visto muchos de los turcos de Berlín conservan las
tradiciones musulmanas. Incluso más que en Turquía. Estambul se está
convirtiendo en una ciudad abierta, se están relajando las exigencias
religiosas, pero los turcos de Berlín, al estar fuera de su país, están lejos
de esa apertura, como que se empeñan más en conservar sus ritos, su vestimenta,
su idioma.
Lo primero que hicimos fue visitar el mercado. Se
establece a lo largo del rio. ¡Qué precios! Verdaderamente baratos: 3 mangos, 1
euro. Loli se compró un fantástico vestido adornado con punto de cruz por ¡5
euros!
Los turcos de los tenderetes chillan (era de esperar) y
muchas jóvenes llevan unos atuendos más tradicionales imposible. Pasamos por
debajo de la estación de tren que está en el lugar en el que estaba una de las
puertas de la ciudad. Cerca hay edificio semicircular barato lleno de antenas parabólicas, señal
inequívoca, según Lua, de que está habitado por la comunidad turca que gracias
a ellas pueden sintonizar las emisoras de su país.
Esta parte de Kreuzberg es muy diferente del resto de
Berlín. Hay muy poco verde. Está en las afueras y fue lo último en reconstruirse
y la reconstrucción se hizo de mala manera. Siempre igual, siempre pasa lo
mismo: a la hora de las obras, donde va a vivir la carne de cañón da igual lo
que se haga y se hace de mala gana. En el centro, en Mitte, por ejemplo las
cosas funcionaron de distinta manera.
Entramos en una zona con okupas y gente no extranjera que
está aquí atraída por los bajos precios. Es curioso el caso de un edificio
ocupado hace años. El dueño no ha conseguido desalojar a los okupantes por
muchos pleitos que ha entablado. Al final se ha llegado a un acuerdo y a cambio
de un módico alquiler, los okupas se encargan del mantenimiento. Además, a la
hora de alquilar los bajos para comercios, los mismos okupantes le han
exigido que no se monten negocios “que
sean brazos del sistema” como MacDonalds o Burger King. De manera que, en
efecto, los negocios de los bajos son: un kebab y un cybercafe. Supongo que el
dueño alguna vez, mientras se tira de los pelos, habrá exclamado “Esto no me
está sucediendo a mí” Y en la pared figura
un graffitti en alemán: “La revolución es la solución”
Las calles de Kreuzberg están llenas de comercios,
restaurantes baratos de varias nacionalidades; los indios se reconocen por el
fuerte olor a curry que sale de ellos cuando pasas por delante. Y un local
mítico: la discoteca-sala de conciertos SO 36. Que son las siglas del distrito.
Por lo visto aquí han estado actuando, en el pasado, gente como Iggy Pop y
David Bowie. En esas calles hubo trompadas cada primero de Mayo. Hasta que las
autoridades y los vecinos decidieron dialogar y las algaradas se convirtieron en
jornadas de fiesta.
Unos graffittis enormes, artísticos, simbólicos se extienden
sobre las fachadas frontales y laterales de los edificios del final del
distrito. No son los típicos graffittis de letras grandes. No. Son verdaderos
frescos que hablan del sistema económico-social, del caos y del cambio
climático.
Llegamos al puente Oberbaumbrücke sobre el rio Spree
que separa los barrios de Kreuzberg y Friedricshain. Fue restaurado por Santiago
Caltrava y, en efecto, en su estructura, se nota su mano. Cogemos un tranvía y
Lua nos conduce al centro del barrio de Friedricshain. Aquí están los edificios
más emblemáticos de la Alemania comunista. Todos hechos como en serie. La
locura igualitaria prohibía hasta los cambios de sitio de los muebles. Iguales
hasta el paroxismo. Edificios que se alinean a lo largo de la avenida Karl
Marx, antiguamente llamada avenida Stalin. Se levantaron a toda prisa a base de
materiales prefabricados procedentes de la URSS en unas condiciones de trabajo
infernales. Tanto que provocaron la primera huelga contra el régimen el día 17
de Junio de 1953. Hubo manifestaciones y los mandos del país vieron peligrar
incluso su continuidad. Pero vinieron los tanques soviéticos, ciento y pico de
muertos y se acabó lo que se daba.
Hoy estas viviendas están ocupadas por estudiantes del
proyecto Erasmus. A su manera son míticas y, por supuesto, están protegidas y
restauradas. Entre nosotros: muchas familias españolas matarían por una de
estas viviendas que el “monstruo comunista” mandó construir.
El grupo del “Tour de los barrios” al mando de Lua nos
hacemos una foto en la East Side Gallery que está en la misma avenida. Colgará
la foto en la web de Cultour Berlín.
Cenamos unos bocadillos baratos en Alex. Nos informaron
de que si devuelves la botella de plástico vacía del agua te retornan unos 30
céntimos. Con razón que muchos sin techo buscan y buscan en las papeleras.
Ahora sé que lo que buscan son envases vacíos.
Mañana nos vamos. Pero aprovecharemos el tiempo que nos
quede.