Lugar: Cultura Club
Fecha: 22-10-2010
Hora: 23.00 (En teoría, a esa hora, en la sala sólo había cuatro gatos)
Aforo: Lleno sin agobios
Vinila von Bismark dice que hace Cabaret y Burlesque mezclado con Rockabilly. Eso dice. Porque de Burlesque y de Cabaret sólo pudimos ver sus poses, su vestuario y sus "Ladies and Gentelman bla, bla, bla..". Desde el primer momento el concierto el concierto estuvo dominado por una tralla sin piedad. Rock'n Roll intenso, golfo y descarado. Estos Lucky Dados pertenecen a la marea de grupos que, sí hacen Rockabilly clásico, sí, pero contundente y risa va risa viene.
Sale al escenario el grupo, calienta un poco y... "Ladies and Gentelman con ustedes Vinila von Bismark". Y la reina sale a escena, Rubia de bote, media melena, los jirones del flequillo hasta media cara, labios rojos, rojos, vestuario a base de una casaca de ejército prusiano, tejanos arremangados y zapatos de seda roja tacón de aguja. Es una chica muy joven (24 años), quizás demasiado joven para el papel que interpreta. Al final de la primera canción se quita a casaca y aparece una camisa corta de pin-up roja con lunaritos blancos. Se mueve como una serpiente. Hace caras de mala. Abre la boca. Las cámaras de la gente se vuelven locas.
Canta muy bien y las melodías y Rockabilly empastan. Lucky Dados son tres. Bajo acústico, de esos enormes y clásicos, a cargo de Carlos López, un tipo con los costados de la cabeza rapados y gafas que sonríe siempre y no para; un entusiata del rock que hace tiempo pude ver acompañando a Carlos Segarra y ya iba igual de loco. Pedro Herrero, guitarra y voz. No toca la clásica semiacústica sino una electrica negra con algún esparadrapo que hace aullar con los mejores tonos; a veces casi de psicobilly. Pedro lleva un tupé mal peinado y americana negra que al cabo de unas canciones se quita porque hay que ver como suda. A la batería está un tipo muy poco rocabilero, nada de tupé, un rocker de los más standard pero que aporrea los tambores como un salvaje; salvaje y académico. Se llama Carlos Mirat.
Bueno y por supuesto Vinila, esa granadina que nos embauca a todos con su personaje de reina de ua suerte de vodevil moderno. Una de esas chicas que se hacen las malas o que lo son. Tiene una seguridad pasmosa y sabe que, a pesar de que no es muy alta, tiene un tipazo. Canta unas canciones con unas melodías muy atractivas que rebotan y se retuercen dentro de los quitarrazos y la potencia proporcionada por sus compinches. Es un rock magnético servido por la que podría ser la mejor de nuestras chicas favoritas.
Vinila a mitad del concierto se va a cambiarse de ropa y los Lucky Dados hacen una versión de "Tainted Love" la mítico tema de los míticos Soft Cell de Mark Almond. El pop electrónico de los ochenta y el rockabilly del siglo XXI se dan la mano. Y yo aquí fui feliz. Feliz porque he vivido ambas épocas y tanto el tema original como esta versión brutal me ponen en un sueño. A mí y a muchos de los que estaban allí, seguro.
Y aparece Vinila con un vestido largo negro con los bajos de volantes densos y un velo en la cabeza. Un modelo de cupletista que al final de la canción cae y aparece lo que llevaba debajo. Un corsé años veinte tremendo y una medias negras sujetadas con portaligas. El vestuario es cabaret, en efecto. Es Burlesque o lo que sea. Ahora está más guapa y más provocadora si cabe. Y además el velo sobre el cabello le da misterio y elegancia. Los brazos y el pecho llenos de tatuajes. Y sigue el rock. Y siguen los Lucky Dados sudando y los tambores de la batería dale que te pego.
Y acaban. Me ha parecido cortísimo. La gente pide otra sin convicción. Hay mucho rockero maduro. En eso sale Carlos López, el contrabajsta y nos provoca: "¡Qué pasa que no sabéis pedir otra!", chilla con los brazos abiertos. Por suspuesto salen otra vez. Vinila se dirije a su guitarra: "Pedro yo tengo una pregunta.... Where's my sugar" que es el título de su single y que nos hace cantar con ella. Tremendo.
Se van. Y la gente grita pero poco. O eso le parece a Carlos, que vuelve a salir a reñirnos mientras se rie.
Otra vuelta al escenario y ¿Con que tema se despiden? Pues con "Johnny B. Good". La locura.
Nos quedamos con ganas de más e insistimos pero los chicos y su diosa no volvieron a aparecer. Examiné un poco a la peña que había ido al concierto. Edad media, rock'nrollistas clásicos, casi ningún tupé, gente amable con ganas de bailar.
Termine un poco ronco y bastante sordo.